La parábola de los talentos siempre ha sido una historia que me ha calado personalmente mucho. Creo que el Señor siempre nos pide y nos invita a que demos lo mejor de nosotros, que hagamos nuestro máximo esfuerzo.
Por esto, decidí explicarle a mi hija mayor lo que significa esta historia contada por Jesús. Y, además, aproveché la oportunidad para exponerla a los números.
¿Qué utilicé?
- Marcador negro.
- Goldfish
- Siete (7) tapas de botella o cartones.
- Vaso
A mis hijas les encantan las galletas goldfish, por lo que separé unas cuantas para degustación.
¿Cómo lo hice?
Lo que primero que hice fue escribir los números 10, 5, 4, 2, y 1, y; hacer cinco puntos y dos puntos en cada una de las 7 tapas (Ver foto).
Luego coloque las tapas número 5, 2 y 1 sobre la mesa y las galletas en fila, en la parte de arriba de las tapas
Y, empecé a narrar la historia de la siguiente forma: “Sabes, hace mucho tiempo Jesús nos contó una historia que decía así: Había una vez un Señor que tenía tres empleados y a cada uno le dio talentos de acuerdo con sus capacidades. Al primero, le dio cinco (5) – Le pedí que cuente los puntos de la tapa 1,2,3,4, y 5. Al segundo le dio dos (2) – Le pedí que cuente los puntos de la tapa 1 y 2. Y, al tercero, le dio 1.
Este Señor se fue, pero les dijo que a su regreso tendrían que rendir cuentas de los talentos que les había dado.
Pasó el tiempo, el Señor regresó y les empezó a preguntar cómo le fue a cada uno. El primero dijo: Tú me diste cinco (5) talentos, aquí tienes otros cinco (5) – Le pedí que coloque contando 5 pescados en una fila a un lado de los otros 5 y, le decía teníamos 5 y ahora hemos puesto 5 más, ¿cuánto tenemos en total?, contemos: Diez (10), y colocábamos el número 10 arriba.
Luego, vino el segundo y dijo: Tú me diste 2 talentos, aquí tienes dos más – Le pedí que coloque dos (2) galletas en una fila a un lado los otros dos (2). Y, le indicaba: Teníamos 2 y ahora hemos puesto 2 más, ¿cuánto tenemos en total?, contemos: Cuatro (4), coloquemos el número arriba.
Finalmente, vino el tercero y dijo: Tú me diste un talento, pero como no quería echarlo a perder y te enfadas mucho cuando algo que no te gusta, mejor lo enterré – en ese momento tapé la galleta con el vaso – Así que tienes tu talento”.
Entonces, le pregunté a mi hija si creía que el Señor se había enojado. Y, reflexioné con ella de porque es importante exponer al máximo nuestros dones. Mi hija se quedó fascinada con la historia y me pidió que se la cuente unas tres veces más.
¿Qué habilidades estuvieron expuestas en esta actividad?
1.Reforcé el sentido numérico, es decir que cuando decimos cinco quiere decir que son cinco de una cosa.
2. La expuse a la suma, asociar que cuando dos grupos de objetos se juntan, hacen un número mayor.
3. Conversamos sobre exponer nuestros talentos al máximo y que siempre debemos quedarnos con la satisfacción de que hicimos todo lo posible para llevar a cabo algo
Espero que esta actividad les guste tanto como nos pasó a nosotras y, sobre todo que sea un momento de conexión sobre nuestra fe en español.
Mt 25, 14-30: “Parábola de los Talentos”
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
— «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.
El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar las cuentas con ellos.
Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor”.
Finalmente, se acercó el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que cosechas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder mi talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un empleado negligente y holgazán. ¿Con que sabías que cosecho donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quítenle el talento y dénselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil échenlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».